YO VOY COMO LAS AVES.
Yo voy como las aves cuando han perdido al hijo,
y que revolotean sin encontrar consuelo,
y con gritos de sangre alertan la bandada
igual que si este mundo entrara en gran peligro.
Y dan vueltas y vueltas sin desfallecimiento
en torno del lugar donde al hijo dejaron
y no les acongoja esta veracidad
porque les supondría mucho mayor tormento.
Desde el amanecer hasta que cae el día,
con sus vueltas y vueltas inquietan el espacio,
van diciendo que en ellos nunca el dolor se irá,
puesto que ya jamás tendrán cerca a su hijo.
Tan sólo con la noche, presos del desaliento,
a su nido regresan como a torre desierta,
sienten el corazón, de pronto, oscuro y frío
y después van cayendo en un sueño de piedra.
Pero al día siguiente, con un volar penoso,
abandonando el nido, el árbol y el arroyo,
continúan buscando un sitio más dichoso:
pero en ningún lugar su pajarillo vive.
Yo voy de esta manera, perdido de mí mismo,
y también a mí mismo buscando eternamente.
Pero yo quedé mudo y es mudo mi lamento,
ya que garganta abajo mi dolor se apacienta. |
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